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Leyes naturales que te llevan al éxito (página 2)



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La ley de la
potencialidad pura

La fuente de toda creación es la
conciencia pura… la potencialidad pura que busca expresarse
para pasar de lo inmanifiesto a lo manifiesto. Y cuando nos damos
cuenta de que nuestro verdadero yo es la potencialidad pura, nos
alineamos con el poder que lo expresa todo en el universo. En el
principio no había existencia ni inexistencia; Todo este
mundo era energía sin manifestarse… El Ser único
respiraba, sin respiración, Por su propio poder. Nada
más existía… – Himno de la Creación, Rig
Veda La primera ley espiritual del éxito es la ley de la
potencialidad pura. Se basa en el hecho de que, en nuestro estado
esencial, somos conciencia pura. La conciencia pura es
potencialidad pura; es el campo de todas las posibilidades y de
la creatividad infinita. La conciencia pura es nuestra esencia
espiritual. Siendo infinita e ilimitada, también es
felicidad pura. Otros atributos de la conciencia son el
conocimiento puro, el silencio infinito, el equilibrio perfecto,
la invencibilidad, la simplicidad y la dicha. Ésa es
nuestra naturaleza esencial; una naturaleza de potencialidad
pura. Cuando descubrimos nuestra naturaleza esencial y sabemos
quién somos realmente, ese solo conocimiento encierra la
capacidad de convertir en realidad todos nuestros sueños,
porque somos la posibilidad eterna, el potencial inconmensurable
de todo lo que fue, es y será.

La ley de la potencialidad pura
también podría denominarse ley de la unidad, porque
sustentando la infinita diversidad de la vida está la
unidad de un solo espíritu omnipresente. No existe
separación entre nosotros y ese campo de energía.
El campo de la potencialidad pura es nuestro propio yo. Y cuanto
más desarrollemos nuestra propia naturaleza, más
cerca estaremos de ese campo de potencialidad pura. Vivir de
acuerdo con nuestro yo, en una constante auto-referencia,
significa que nuestro punto interno de referencia es nuestro
propio espíritu, y no los objetos de nuestra experiencia.
Lo contrario de la auto-referencia es la referencia al objeto.
Cuando vivimos según la referencia al objeto, estamos
siempre influidos por las cosas que están fuera de nuestro
yo; entre ellas están las situaciones en las que nos
involucramos, nuestras circunstancias, y las personas y las cosas
que nos rodean. Cuando vivimos según la referencia al
objeto, buscamos constantemente la aprobación de los
demás. Nuestros pensamientos y comportamientos esperan
constantemente una respuesta. Nuestra vida, por tanto, se basa en
el temor.

Cuando vivimos según la referencia
al objeto, también sentimos una intensa necesidad de
controlarlo todo. Sentimos intensa necesidad de tener poder
externo. La necesidad de aprobación, la necesidad de
controlar las cosas y de tener poder externo se basan en el
temor. Esta forma de poder no es el de la potencialidad pura, ni
el poder del yo, o poder real. Cuando experimentamos el poder del
yo no hay temor, no hay necesidad de controlar, y no hay lucha
por la aprobación o por el poder externo. Cuando vivimos
según la referencia al objeto, el punto de referencia
interno es el ego. Sin embargo, el ego no es lo que realmente
somos. El ego es nuestra auto-imagen, nuestra máscara
social; es el papel que estamos desempeñando. A la
máscara social le gusta la aprobación; quiere
controlar, y se apoya en el poder porque vive en el temor.
Nuestro verdadero yo, que es nuestro espíritu, nuestra
alma, está completamente libre de esas cosas. Es inmune a
la crítica, no le teme a ningún desafío y no
se siente inferior a nadie. Y, sin embargo, es humilde y no se
siente superior a nadie, porque es consciente de que todos los
demás son el mismo yo, el mismo espíritu con
distintos disfraces. Ésa es la diferencia esencial entre
la referencia al objeto y la auto-referencia. En la
auto-referencia, experimentamos nuestro verdadero ser, el cual no
les teme a los desafíos, respeta a todo el mundo y no se
siente inferior a nadie. Por tanto, el poder del yo es el
verdadero poder. El poder basado en la referencia al objeto, en
cambio, es falso. Siendo un poder que se basa en el ego, existe
únicamente mientras exista el objeto de referencia. Si uno
tiene cierto título si es el presidente del país o
el presidente de la junta directiva de una corporación o
si tiene muchísimo dinero, el poder de que disfruta
está ligado al título, al cargo o al
dinero.

El poder basado en el ego dura solamente lo
que duran esas cosas. Apenas desaparezcan el título, el
cargo y el dinero, desaparecerá el poder. Por otra parte,
el poder del yo es permanente porque se basa en el conocimiento
del yo, y este poder tiene ciertas características: Atrae
la gente hacia nosotros y también atrae las cosas que
deseamos. Él magnetiza a las personas, las situaciones y
las circunstancias en apoyo de nuestros deseos. Esto es lo que se
conoce también como apoyo de las leyes de la naturaleza.
Es el apoyo de la divinidad; es el apoyo que se deriva de estar
en un estado de gracia. Este poder es tal que disfrutamos de un
vínculo con la gente y la gente disfruta de un
vínculo con nosotros. Es el poder de establecer lazos –
lazos que emanan del verdadero amor. ¿Cómo podemos
aplicar la ley de la potencialidad pura, el campo de todas las
posibilidades, en nuestra vida? Si queremos disfrutar de los
beneficios del campo de la potencialidad pura, si queremos
utilizar plenamente la creatividad inherente a la conciencia
pura, debemos tener acceso a ella. Una manera de tener acceso al
campo de la potencialidad pura es por medio de la práctica
diaria del silencio, de la meditación y del hábito
de no juzgar. Pasar algún tiempo en contacto con la
naturaleza también nos brinda acceso a las cualidades
inherentes al campo: creatividad infinita, libertad y felicidad.
Practicar el silencio significa comprometernos a destinar cierta
cantidad de tiempo sencillamente a ser.

Tener la experiencia del silencio significa
renunciar periódicamente a la actividad de hablar.
También significa renunciar periódicamente a
actividades tales como ver televisión, escuchar radio, o
leer. Si nunca nos damos la oportunidad de experimentar el
silencio, esto crea una turbulencia en nuestro diálogo
interno. Destinemos un corto tiempo de vez en cuando a
experimentar el silencio. O sencillamente comprometámonos
a hacer silencio durante un determinado tiempo todos los
días. Podrían ser dos horas, o si eso nos parece
mucho, hagámoslo durante una hora. Y de vez en cuando
dediquemos un período largo a experimentar el silencio,
por ejemplo todo el día, o dos días, o hasta una
semana. ¿Qué sucede cuando entramos en esta
experiencia del silencio? En un principio, nuestro diálogo
interno se vuelve todavía más turbulento. Sentimos
la necesidad apremiante de decir cosas. He conocido personas que
llegan a la desesperación total el primer o el segundo
día que se consagran a guardar silencio durante un
período prolongado. Súbitamente los invade una
sensación de urgencia y de ansiedad. Pero a medida que
perseveran en la experiencia, su diálogo interno comienza
a callar. Y al poco tiempo, el silencio se vuelve profundo. Esto
se debe a que después de cierto tiempo, la mente se da por
vencida; se da cuenta de que no tiene sentido insistir e insistir
si el yo el espíritu, el que decide no desea hablar, y
punto. Luego, cuando calla el diálogo interior, empezamos
a experimentar la quietud del campo de la potencialidad pura.
Practicar el silencio periódicamente, en el momento que
más nos acomode, es una manera de experimentar la ley de
la potencialidad pura.

Otra manera es dedicar un tiempo todos los
días a la meditación. Lo ideal es meditar por lo
menos durante treinta minutos por la mañana y treinta
minutos por la noche. Por medio de la meditación
aprenderemos a experimentar el campo del silencio puro y la
conciencia pura. En ese campo del silencio puro está el
campo de la correlación infinita, el campo del poder
organizador infinito, el terreno último de la
creación donde todo está conectado inseparablemente
con todo lo demás. En la quinta ley espiritual, la ley de
la Intención y el deseo, aprenderemos la manera de
introducir un leve impulso de intención en este campo para
que la realización de nuestros deseos tenga lugar
espontáneamente. Pero primero debemos tener la experiencia
de la quietud. La quietud es el primer requisito para manifestar
nuestros deseos, porque en la quietud reside nuestra
conexión con el campo de la potencialidad pura, el cual
puede organizar una infinidad de detalles para nosotros.
Imaginemos que lanzamos una piedra pequeña en un pozo de
agua y observamos las ondas que se forman. Al rato, cuando las
ondas desaparezcan y el agua quede quieta, quizás lancemos
otra piedra. Eso es exactamente lo que hacemos cuando entramos en
el campo del silencio puro e introducimos nuestra
intención. En ese silencio, hasta la menor
intención avanzará formando ondas por el terreno
subyacente de la conciencia universal, el cual conecta todo con
todo lo demás. Pero si no experimentamos la quietud de la
conciencia, si nuestra mente es como un océano turbulento,
podríamos lanzar en él todo el edificio Empire
State sin ver efecto alguno. La Biblia dice: "Calla, y
sabrás que soy Dios". Esto es algo que sólo se
puede lograr a través de la meditación.

Otra manera de entrar en el campo de la
potencialidad pura es por medio de la práctica del
hábito de no juzgar. Juzgar es evaluar constantemente las
cosas para clasificarlas como correctas o incorrectas, buenas o
malas. Cuando estamos constantemente evaluando, clasificando,
rotulando y analizando, creamos mucha turbulencia en nuestro
diálogo interno. Esa turbulencia frena la energía
que fluye entre nosotros y el campo de la potencialidad pura.
Literalmente, comprimimos el espacio entre un pensamiento y otro.
Ese espacio es nuestra conexión con el campo de la
potencialidad pura. Es el estado de conciencia pura, el espacio
silencioso entre los pensamientos, la quietud interior que nos
conecta con el poder verdadero. Y cuando comprimimos el espacio,
reducimos nuestra conexión con el campo de la
potencialidad pura y la creatividad infinita. En Un curso de
milagros hay una oración que dice: "Hoy no juzgaré
nada de lo que suceda".

El hábito de no juzgar crea silencio
en la mente. Por tanto, es buena idea comenzar el día con
esa afirmación. Y durante todo el día,
recordémosla cada vez que nos sorprendamos juzgando. Si
nos parece muy difícil practicar este procedimiento
durante todo el día, entonces sencillamente
digámonos: "No juzgaré nada durante las
próximas dos horas" o "Durante la próxima hora,
pondré en práctica el hábito de no formar
juicios". Después podremos ampliar gradualmente el tiempo.
Por medio del silencio, de la meditación y del
hábito de no juzgar, tendremos acceso a la primera ley, la
ley de la potencialidad pura. Una vez que logremos este acceso,
podremos agregar un cuarto componente a esta práctica:
pasar regularmente un tiempo en contacto directo con la
naturaleza. Pasar un tiempo con la naturaleza nos
permitirá sentir la interacción armoniosa de todos
los elementos y las fuerzas de la vida, y experimentar un
sentimiento de unidad con todas las cosas de la vida.
Trátese de un arroyo, un bosque, una montaña, un
lago o del mar, esa conexión con la inteligencia de la
naturaleza también nos ayudará a lograr el acceso
al campo de la potencialidad pura. Debemos aprender a ponernos en
contacto con la esencia más íntima de nuestro ser.
Esa verdadera esencia está más allá del ego.
No teme; es libre; es inmune a la crítica; no retrocede
ante ningún desafío. No es inferior ni superior a
nadie, y está llena de magia, misterio y encanto. El
acceso a nuestra esencia verdadera también nos
permitirá mirarnos en el espejo de las relaciones
interpersonales, porque toda relación es un reflejo de la
relación que tenemos con nosotros mismos.

Si, por ejemplo, nos sentimos culpables,
temerosos o inseguros con respecto al dinero, al éxito o a
cualquier otra cosa, estos sentimientos serán el reflejo
de la culpabilidad, la inseguridad y el temor básicos de
nuestra personalidad. No existe en el mundo ningún dinero
o éxito que pueda resolver estos problemas básicos
de la existencia; solamente la intimidad con el yo podrá
hacer surgir la verdadera cura. Y cuando estemos bien afianzados
en el conocimiento de nuestro verdadero yo cuando realmente
comprendamos su verdadera naturaleza jamás nos sentiremos
culpables, temerosos o inseguros acerca del dinero, o de la
abundancia, o de la realización de nuestros deseos, porque
comprenderemos que la esencia de toda riqueza material es la
energía vital, la potencialidad pura; y la potencialidad
pura es nuestra naturaleza intrínseca. A medida que
logremos más y más acceso a nuestra verdadera
naturaleza, también iremos teniendo espontáneamente
pensamientos creativos, porque el campo de la potencialidad pura
es también el de la creatividad infinita y el del
conocimiento puro. Franz Kafka, el poeta y filósofo
austriaco, dijo alguna vez: "No hay necesidad de salir de la
habitación. Basta con sentarse a la mesa y escuchar. Ni
siquiera es necesario escuchar, sólo esperar. Ni siquiera
hay que esperar, sólo aprender a estar en silencio, quieto
y solitario. El mundo se te ofrecerá libremente para ser
descubierto. Él no tiene otra alternativa; caerá en
éxtasis a tus pies".

La abundancia del universo la
espléndida exhibición y riqueza del universo es una
expresión de la mente creativa de la naturaleza. Cuanto
más sintonizados estemos con la mente de la naturaleza,
mayor acceso tendremos a su creatividad infinita e ilimitada.
Pero primero debemos dejar atrás la turbulencia de nuestro
diálogo interno, a fin de poder conectarnos con esa mente
rica, abundante, infinita y creativa. Y entonces crearemos la
posibilidad de una actividad dinámica, pero manteniendo al
mismo tiempo la quietud de la mente eterna, ilimitada y creativa.
Esta exquisita combinación de la mente silenciosa,
ilimitada e infinita con la mente dinámica, limitada e
individual, es el equilibrio perfecto de la quietud y el
movimiento simultáneos, el cual puede crear cualquier cosa
que deseemos. Esta coexistencia de los contrarios quietud y
dinamismo al mismo tiempo nos independiza de las situaciones, las
circunstancias, las personas y las cosas que nos rodean. Cuando
reconozcamos calladamente esta coexistencia exquisita de los
contrarios, nos alinearemos con el mundo de la energía el
caldo cuántico, la cosa inmaterial que constituye la
fuente del mundo material. Este mundo de energía es
fluido, dinámico, flexible, cambiante, y está
siempre en movimiento.

Pero, al mismo tiempo, es quieto, callado,
eterno, silencioso y no cambia. La quietud en sí
constituye la potencia para crear; el movimiento en sí es
la creatividad reducida a un determinado aspecto de su
expresión. Pero la combinación de quietud y
movimiento nos permite dar rienda suelta a la creatividad en
todas las direcciones a donde quiera que el poder de nuestra
atención nos lleve. A donde quiera que vayamos en medio
del movimiento y la actividad, llevemos con nosotros la quietud.
De esa manera, el movimiento caótico que nos rodea
jamás nos ocultará la puerta de acceso al manantial
de creatividad, al campo de la potencialidad pura.

Cómo aplicar
la ley de la potencialidad pura

Pondré a funcionar la ley de la
potencialidad pura comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Me pondré en contacto con el campo de la potencialidad
pura destinando tiempo todos los días a estar en silencio,
limitándome sólo a ser. También me
sentaré solo a meditar en silencio por lo menos dos veces
al día, aproximadamente durante treinta minutos por la
mañana y treinta por la noche. 2) Destinaré tiempo
todos los días a estar en comunión con la
naturaleza y ser testigo silencioso de la inteligencia que reside
en cada cosa viviente. Me sentaré en silencio a observar
una puesta del sol, o a escuchar el ruido del océano o de
un río, o sencillamente a oler el aroma de una flor. En el
éxtasis de mi propio silencio, y estando en
comunión con la naturaleza, disfrutaré el palpitar
milenario de la vida, el campo de la potencialidad pura y la
creatividad infinita. 3) Practicaré el hábito de no
juzgar. Comenzaré cada día diciéndome: "Hoy
no juzgaré nada de lo que suceda", y durante todo el
día me repetiré que no debo juzgar.

La ley del
dar

El universo opera por medio de un
intercambio dinámico… Dar y recibir son aspectos
diferentes del flujo de la energía en el universo. Y si
estamos dispuestos a dar aquello que buscamos, mantendremos la
abundancia del universo circulando en nuestra vida. Este
frágil recipiente lo has vaciado una y otra vez para
llenarlo eternamente de vida nueva. Esta pequeña flauta de
caña la has llevado por valles y montañas, soplando
a través de ella melodías siempre nuevas… Tus
dones infinitos vienen a mí solamente en mis
pequeñas manos. Pasan los siglos, y tú
continúas vertiendo, y todavía hay espacio para
llenar.- RABINDRANATH TAGORE, Gitanjali La segunda ley espiritual
del éxito es la ley del dar. También podría
llamarse la ley del dar y recibir porque el universo opera a
través de un intercambio dinámico. Nada es
estático. Nuestro cuerpo está en intercambio
dinámico y constante con el cuerpo del universo; nuestra
mente mantiene una interacción dinámica con la
mente del cosmos; nuestra energía es una expresión
de la energía del cosmos. El flujo de la vida no es otra
cosa que la interacción armoniosa de todos los elementos y
las fuerzas que estructuran el campo de la existencia. Esta
armoniosa interacción de los elementos y las fuerzas de la
vida opera a través de la ley del dar. Puesto que nuestro
cuerpo, nuestra mente y el universo mantienen un constante y
dinámico intercambio, frenar la circulación de la
energía es como frenar el flujo sanguíneo. Cuando
la sangre deja de circular, comienza a coagularse y a estancarse.
Por ello debemos dar y recibir a fin de mantener la riqueza y la
afluencia* o cualquier cosa que deseemos en la vida circulando
permanentemente. La palabra "afluencia" viene de la raíz
latina afflúere que significa "fluir hacia". La palabra
afluencia significa "fluir en abundancia". El dinero realmente es
un símbolo de la energía vital que intercambiamos,
y de la energía vital que utilizamos como consecuencia del
servicio que le prestamos al universo. Al dinero también
se le llama moneda "corriente", nombre que refleja igualmente la
naturaleza fluida de la energía. La palabra "corriente"
viene del latín cúrrere que significa "correr" o
"fluir".

Acerca de la Autora

Psicoterapeuta y Psicóloga, especialista de la sociedad
Americana de entrenamiento para el desarrollo del comportamiento
Humano de psicología y del alta autoestima.Directora de
intensivos seminarios y talleres alrededor de Estados Unidos lo
mismo que en países del medio Oriente, Europa y South
América. Sus seminarios han sido un éxito en la
transformación del crecimiento personal y auto ayuda, lo
mismo que como obtener sus metas para el éxito de la
independencia económica e inversiones personales. Usted
aprenderá a ver una forma de cómo desarrollar los
poderes mentales dentro de usted mismo, a ser confidente y
seguro, lo mismo que a cómo eliminar el stress
transformándolo en un mayor incremento de energía
para su éxito personal.También aprenderá a
mejorar sus relaciones profesionales y personales.Usted
tendrá una nueva visión hacia el futuro, para un
superior entendimiento que lo llevara a la prosperidad y la
felicidad.Ana María Barrios es una investigadora de la
conducta y comportamiento humano para la realización de
mejores metas y como obtenerlas a través de una imagen
propia control y motivación que lo llevaran a un nuevo
sendero, y dirección.Ella también es presidente y
consejera de la fundación Ayuda y Esperanza grupo de auto
ayuda sin ánimo de lucro que naciera en Miami Florida y
que hoy está a disposición de todos nosotros en el
Internet. Ana María Barrios está en contacto con su
persona, con la naturaleza y con el tiempo. Esto hace que ella
sea la narradora ideal y autora de seminarios de auto ayuda
alrededor del mundo.A conducido seminarios en diferentes
países haciéndola una persona cosmopolita y abierta
a todas las culturas en las cuales se ha desenvuelto. Sus
programas enseñan cómo romper cualquiera clase de
limitaciones, y descubrir cómo ser más exitoso en
el mundo presenteEs una mujer que cree en los poderes del
potencial humano. Su entendimiento profundo de las condiciones
que contribuyen al crecimiento y desarrollo de los poderes
mentales para obtener el éxito, la hacen ser la persona
que todo lector busca por su filosofía clara, y
fácil de llegar a cualquier público.

 

 

Autor:

Ana María Barrios Escobar

Autora del libro la Llave del Éxito

Partes: 1, 2
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